domingo, 8 de junio de 2014

EL ARDOR DE LA SANGRE


La reciente publicación en Francia de esta obra inédita de Irène Némirovsky ha vuelto a situar la obra y la azarosa biografía de esta gran autora en primera plano de la actualidad. Descubierto en el IMEC (Institut Mémoires de 1'Édition Contemporaine) por los actuales biógrafos de Némirovsky, el manuscrito había permanecido perdido y olvidado ente los papeles de su editor de la época. Novela intimista y conmovedora, El ardor de la sangre constituye todo un hallazgo que confirma a Irène Némirovsky entre los autores europeos más destacados del siglo xx.

Todo ocurre en una tranquila villa de provincias francesas, a principio de los años treinta. Silvio, el narrador, ha dilapidado su fortuna recorriendo mundo. A los sesenta años, sin mujer ni hijos, sólo le queda esperar la muerte mientras se dedica a observar la comedia humana en este rincón de Francia donde, aparentemente, nunca sucede nada. Un día, sin embargo, una muerte trágica quiebra la placidez de esa sociedad cerrada y hierática. A partir de allí, emergen uno tras otro los secretos del pasado, hechos ocultados cuidadosamente que demuestran cómo la pasión juvenil, ese ardor de la sangre, puden trastornar el curso de la vida. Como en el juego de las caja chinas, las confesiones se suceden hasta llegar a una última perturbadora revelación. 

Con un tono intenso y sosegado, Némirovsky utiliza el espejo sereno y frío d ela edad madura para reflejar el impulso fogoso y los excesos de la juventud, en agudo contraste con el sofocante ambiente provinciano de sobreentendidos, sospechas y silencios que la autora describe con es aparticular mezcla de lucidez y compasión que caracteriza su obra.


Algunas citas

"La sabiduría no se aprende; tenemos que descubrirla por nosotros mismos tras un viaje que nadie puede hacer en nuestro lugar ni puede ahorrarnos, porque es un punto de vista sobre las cosas. Las vidas que admiras, las actitudes que consideras nobles, no nacieron de la previsión del padre de familia o el preceptor; las precedieron comienzos muy distintos y sufrieron la influencia de todo lo malo o banal que había a su alrededor. Representan un combate y una victoria"

"No se trata solamente de las exigencias de la carne. No, no es tan simple. La carne se conforma con poco. Pero el corazón es insaciable; el corazón necesitar amar, desesperarse, arder en cualquier fuego..."

"El recuerdo de los años pasados nos visitaría más a menudo si nos volviéramos hacia él, hacia su suprema dulzura. Pero dejamos que duerma en nosotros, y, aún peor, que muera, que se corrompa; de tal modo que a los generosos impulsos del alma que nos elevan a los veinte años, más tarde los llamamos ingenuidad, estupidez... Nuestros puros y apasionados amores adquieren la degradante apariencia de los placeres más viles."

"Hay una forma en que un hombre bebe en compañía no tiene ningún significado; pero cuando lo hace a solas revela, sin que él lo sepa, el fondo mismo de su alma. Hay un modo de hacer girar el vaso entre los dedos, una manera de inclinar la botella y mirar cómo cae el vino, de llevarse el vaso a los labios, de sobresaltarse y dejarlo bruscamente en la mesa cuando te llaman, de volver a cogerlo con una tosecilla afectada, de apurarlo cerrando los ojos, como si se bebiera olvido a tragos, que es la de un hombre intranquilo, agobiado por las preocupaciones o por un terrible problema"

"Hay un momento de perfección en que todas las personas maduran y acaban cayendo como frutos en sazón, un momento en que la naturaleza alcanza hacia el final del verano, pero no tarda en dejar atrás; entonces empiezan las lluvias de otoño. Con las personas ocurre igual"


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