viernes, 13 de junio de 2014

DE UNA NOCHE GRIS

Diariamente me inserto en el aire que pasea por sus curvas, por sus cavidades húmedas y excitantes que despliegan el aroma, que quiero penetre en mis glándulas pituitarias. Sus ojos reflejan el alma que devoro en todo momento y que quiero arrastrar eternamente a mi lecho maldito e incrementar la satisfacción de orgasmos incontenibles que no tendrán fin.

Siempre la observo pasar, cuando va paseando por el mar rojo, en las tardes en que la calma de alejarse de su consorte, la trae a mí. La trae a mí aunque no me vea, porque desde que nació, el pensamiento la ha hecho mía, me la ha entregado el universo y su inmensidad es poca para cada lugar donde quiero llevarle, poseerle sin ninguna limitación. Cuando se sumerge en las aguas del mar rojo, yo también me deposito en ellas, le rodeo en su desnudez, la impregno con mi pestilencia y acaricio cada uno de sus poros, en una sinfonía que hago escuche. Sí, le hablo con la música que aún no existe, pero que pertenece a la vida, que no ha sido tocada todavía, pero está esperando a los virtuosos que copulen con ella.

Detesto la compañía que dios ha puesto para ella. Ese maldito Edén, que más que esposo, es otro idiota postrado ante cualquier migaja de la misericordiosa ayuda de su creador. No es más que otro vástago infame que lame sus pies en busca de su cielo y que menosprecia a su mujer, que podría brindarle enormes placeres. Placeres que desconoce o que no interesan, pues su ceguera le impide vislumbrar lo que contiene el pensamiento, la delicia de la mujer. Por eso después de unirme a ella, juntos le empalaremos y destruiremos con ello  la “sagrada” obra del creador. ¡Mmm!, qué deleite. Ya quiero imaginar la ira que tendrá el maldito allá en los cielos. Más tendrá cuando me vea pasar con ella por las aguas de su creación.

Es el momento de mostrarme a ella. En este mar rojo consumaré todo mi pensamiento en su cuerpo. Suavemente llegaré por medio del viento, la rodearé con la brisa y apareceré repentinamente.

Ella más que miedo, expresó curiosidad. Al parecer mi figura, le pareció atractiva. Debía parecerle, pues me dibujé como lo más hermoso que ni siquiera dios es capaz de imaginar. Él no conoce el arte, la sofisticación y la belleza, eso lo llevamos nosotros los marginados en el ADN de nuestro ser. Desperté en ella el erotismo y éste, conjugado a su curiosidad innata, la trajo a mí. Juntos hicimos una danza eterna en esta noche gris, donde los cuerpos conjugaron versos escritos con nuestro sexo y declamaron a la luna. Luna congelada, luna llena expectante, la hermosa Selene nos observa desde el tiempo detenido, donde poseo el cuerpo de esta virgen mujer y la llevo a la cúspide de la satisfacción y el placer, de esta noche árida que empapamos con nuestros cuerpos húmedos, sudorosos.

Al despertar la mañana la hallé frente a mí. Estaba bañada en sangre y su rostro reflejaba inmortalidad, una calma eterna. Los cielos se oscurecieron, el maldito ya lo sabía, Lilith había destruido la semilla de su creación. Sus colmillos se alargaron y su rostro se hizo pálido, la muerte misma dibujada en él. Juntos descendimos al inframundo y pasamos fuegos eternos, uno junto al otro.

En la calma de nuevos días, la tierra tiene ahora dos neófitos del creador. Un hombre de contextura fuerte, pero con un cerebro débil e insignificante y, junto a él, otra deidad exquisita, sublime, de piel suave, pálida y blanca. Desde lejos puedo olfatear su virginidad, será mía antes de terminar la noche. Sí, ella y cuantas vengan serán mías. Una tras otra serán victimas del provocador placer que produce mi paso. Ya puedo sentir el placer…

Ken Higen

domingo, 8 de junio de 2014

EL ARDOR DE LA SANGRE


La reciente publicación en Francia de esta obra inédita de Irène Némirovsky ha vuelto a situar la obra y la azarosa biografía de esta gran autora en primera plano de la actualidad. Descubierto en el IMEC (Institut Mémoires de 1'Édition Contemporaine) por los actuales biógrafos de Némirovsky, el manuscrito había permanecido perdido y olvidado ente los papeles de su editor de la época. Novela intimista y conmovedora, El ardor de la sangre constituye todo un hallazgo que confirma a Irène Némirovsky entre los autores europeos más destacados del siglo xx.

Todo ocurre en una tranquila villa de provincias francesas, a principio de los años treinta. Silvio, el narrador, ha dilapidado su fortuna recorriendo mundo. A los sesenta años, sin mujer ni hijos, sólo le queda esperar la muerte mientras se dedica a observar la comedia humana en este rincón de Francia donde, aparentemente, nunca sucede nada. Un día, sin embargo, una muerte trágica quiebra la placidez de esa sociedad cerrada y hierática. A partir de allí, emergen uno tras otro los secretos del pasado, hechos ocultados cuidadosamente que demuestran cómo la pasión juvenil, ese ardor de la sangre, puden trastornar el curso de la vida. Como en el juego de las caja chinas, las confesiones se suceden hasta llegar a una última perturbadora revelación. 

Con un tono intenso y sosegado, Némirovsky utiliza el espejo sereno y frío d ela edad madura para reflejar el impulso fogoso y los excesos de la juventud, en agudo contraste con el sofocante ambiente provinciano de sobreentendidos, sospechas y silencios que la autora describe con es aparticular mezcla de lucidez y compasión que caracteriza su obra.


Algunas citas

"La sabiduría no se aprende; tenemos que descubrirla por nosotros mismos tras un viaje que nadie puede hacer en nuestro lugar ni puede ahorrarnos, porque es un punto de vista sobre las cosas. Las vidas que admiras, las actitudes que consideras nobles, no nacieron de la previsión del padre de familia o el preceptor; las precedieron comienzos muy distintos y sufrieron la influencia de todo lo malo o banal que había a su alrededor. Representan un combate y una victoria"

"No se trata solamente de las exigencias de la carne. No, no es tan simple. La carne se conforma con poco. Pero el corazón es insaciable; el corazón necesitar amar, desesperarse, arder en cualquier fuego..."

"El recuerdo de los años pasados nos visitaría más a menudo si nos volviéramos hacia él, hacia su suprema dulzura. Pero dejamos que duerma en nosotros, y, aún peor, que muera, que se corrompa; de tal modo que a los generosos impulsos del alma que nos elevan a los veinte años, más tarde los llamamos ingenuidad, estupidez... Nuestros puros y apasionados amores adquieren la degradante apariencia de los placeres más viles."

"Hay una forma en que un hombre bebe en compañía no tiene ningún significado; pero cuando lo hace a solas revela, sin que él lo sepa, el fondo mismo de su alma. Hay un modo de hacer girar el vaso entre los dedos, una manera de inclinar la botella y mirar cómo cae el vino, de llevarse el vaso a los labios, de sobresaltarse y dejarlo bruscamente en la mesa cuando te llaman, de volver a cogerlo con una tosecilla afectada, de apurarlo cerrando los ojos, como si se bebiera olvido a tragos, que es la de un hombre intranquilo, agobiado por las preocupaciones o por un terrible problema"

"Hay un momento de perfección en que todas las personas maduran y acaban cayendo como frutos en sazón, un momento en que la naturaleza alcanza hacia el final del verano, pero no tarda en dejar atrás; entonces empiezan las lluvias de otoño. Con las personas ocurre igual"


miércoles, 4 de junio de 2014

LE CHAT LUNATIQUE


La gracia jocosa del  jazz mezclada en violín, guitarra, contrabajo y batería. Traída de las partituras de Le Chat Lunatique. Agrupación de jazz o de “filthy, mangy jazz” como le llaman ellos a su estilo, cargado de un aire semejante al del belga Django Reinhardt.

Su sonido proviene del jazz, recorre el gypsy jazz, swing, manouche, entre otros géneros. 

Muni Kulasinghe: además de intérprete de violín, vocalista de la agrupación.  Nacido en Albuquerque Nuevo México. A la edad de 7 años comenzó a tocar el violín, su hermano, también violinista, fue una de sus inspiraciones. 








John Sandlin: Guitarrista de la agrupación. Lleva estudiando música al rededor de 21 años. Graduado de la universidad de Nuevo México en la carrera de Guitarra Clásica.










Jared Putnam: Contrabajista. Nacido en Manhattan. A los 13 comenzó a tocar el bajo eléctrico con lo que se vio atraído con el género "Death Metal". Al terminar la escuela se vio influenciado por otros género, tales como el jazz, rock clásico, entre otros.









Fernando Garavito: Baterista. Nacido en Bogotá, Colombia. A la edad de 18 años, se fue con su familia a vivir en Estados Unidos. Se desempeño como escritor y profesor de Ballet, pero fijó sus objetivos en la música. A la edad de 8 años comenzó con el piano, luego a los 12 inició el estudio de la batería.













domingo, 1 de junio de 2014

DESDE EL ALMA

El reloj amenaza mis ojos con la 1:47 am. Éstos aún no consiguen cerrarse y confundirse con el sosiego del sueño, sólo se marchita el tiempo segundo tras segundo en la habitación iluminada de mi cuarto. Me evocan las palabras al insomnio ya poco cotidiano, la rutina de los días, los trabajos, el qué hacer, son argumentos contundentes para que el insomnio sea asesinado sobre la almohada. La noche se hace larga, al no poder desencriptar los pensamientos que rayan mi razón, soy el cuaderno de las ideas que provienen de la nada: Que si está bien el porvenir; que si Colombia sigue consumida por los imperialistas; que si mis labores no son una atadura ignorante del trabajo que me consumirá; que si el fío de esta noche de mí se apoderará; que si los ojos están dilatados por recuerdos excitantes que no evoco; que si ando de medio paso, el otro lo estoy buscando; que si la lluvia aún es sana en medio de tanta porquería; que si la luna aún está allá, todos la han regalado; que si aún tengo la puta camisa de fuerza que me ha impuesto el estado…

Y en medio del silencio criminal, me palpitas en la sien. Una chica asciende a un autobús, al umbral de sus ideales. El chico la saluda de prisa, para que el asiento ella ocupe a su lado. La mejilla se aproxima a un beso anunciado desde el vistazo en el paradero. La ve sonreír, la sonrisa sincera de quien nada le oculta, de quien no le ha dañado. En su rostro dibujado, pequeños fragmentos oscuros que deleitan la vista del soñador, del artista frustrado, del desaparecido de los pensamientos, de los ideales ajenos, del marginado atado a su destino. El espectador masculla una canción, de un poeta argentino que hace canciones. En cada tararear siente salir de sí, un susurro dicho a la nada o tal vez a ella, una voz que desaparece que se acalla mientras el coche avanza hacia ningún rumbo. En los labios de ella, todavía sigue impregnada la sonrisa, la brisa del viento le acaricia los labios y él le aspira sin darse cuenta, le roba el aire que le sale. Las palabras se dibujaron en los oídos y su respuesta fueron los dientes relucientes, levantando un vuelo arriesgado de la alegría. En medio del espacio detenido, ya no se sentía la tortuosa cotidianidad de un dios que vigila eternamente la vida de alguien que sabe que no existe. La manteca de los animales ofrecidos al comercio, se convierte en el edén donde éstos juegan sin prisa. El quejido de la madre, que ya pasa desapercibida, ahora es el abrazo que se acerca sin notarse. Y otra vez los labios se depositan a la danza de su sonrisa. La chica quien poco en sí confía, la que miran desalmados, tratando de desenfrenar las pasiones. La que baja del bus con ideales ya cansados, de la larga vida que a todos martiriza. La que sueña con que el sueño le cobije y le funda en el sosiego eterno de su bienestar. Ella sonríe, le sonríe…

Sonríe cual si fuera la primera la última sonrisa,
Sonríe desde adentro, desde el alma o más allá
Sonríe y traiciona la balada del mal genio
Sonríe y transmite, sonríe, tan solo sonríe.

De regreso a la habitación, el reloj me acuchilla, son las 2:31 am y la puñalada se inserta en mis ojos. Ya la cotidianidad me ha vencido y quiero ir a dormir. Mas Higen, el tantas veces vencido no descansa, aunque le hundan el pensamiento en la basura que se lleva el carro los martes, jueves y sábados. Aunque en la clase le tilden de incoherente y le regalen la ignorancia servida con diamantes. Aunque muchos a su  paso ni le miren ni le atisben ni nada. Aunque una chica sentada a su lado, sepa que se le cruza en el pensamiento, tal vez no lo sepa en este instante, pero lo sabe, lo evidencia y lo deja pasar de largo. Higen, éste que sueña, no lo hace despierto, la vida se vive con los ojos abiertos, así te toque observar las crueldades que ejecuta una madre que golpea a su hijo, porque éste quiere jugar.

Ken Higen